El tiempo que las redes sociales llevan siendo una poderosa herramienta de comunicación para generar vínculos entre marcas y sus potenciales clientes ya se mide por décadas.
Desde que se democratizara el uso de las redes sociales, hemos presenciado como usuarios el desembarco de las marcas en el medio digital, desde la más pequeña hasta la más gigante. Sin embargo, como profesionales de la comunicación, también hemos sido testigos de otro fenómeno que lo ha acompañado y que crece exponencialmente: la crisis de relevancia.
A la hora de abordar la gestión de la presencia digital de una marca, existen unos básicos que a priori parecen funcionar. Se trata de contenidos correctos, amigables y estéticamente atractivos que deberían posicionar a nuestra marca y comunicar fielmente los atributos y valores de la misma. Sin embargo, a menudo el foco se diluye y queda totalmente eclipsado por lo que la marca cree que tiene que contar. Y ese foco no es otro que resultar relevante para el usuario.
A día de hoy, el simple gesto de tocar el botón de “Seguir” es un compromiso mayor del que creemos. Donde la industria ve un KPI (me gusta, comentarios, alcance…) el usuario ve un esfuerzo que no está dispuesto a hacer por cualquier cuenta o perfil. Es por eso que en FLECHER.Co, cuando llevamos a cabo estrategias de redes sociales, hacemos un constante ejercicio de abstracción en el que nos ponemos en los zapatos de quien está al otro lado de la pantalla formulándonos una simple pregunta: “¿por qué alguien querría seguir a esta marca?”.
Como comentábamos, en ocasiones es complicado mantener el equilibrio entre lo que la marca quiere contar y lo que el usuario quiere consumir. Por eso, es fácil caer en el error de creer que nuestro discurso de marca es por sí solo lo suficientemente relevante para el usuario, cuando solo hace falta hacer un breve ejercicio de empatía para comprobar que no es así. Y aquí es cuando llegamos a “La parábola del vecino”, un relato breve pero muy pedagógico que solemos compartir con nuestros clientes:
“Imagina que un nuevo vecino se muda a tu edificio y coincides por primera vez con él en ascensor. Por la conversación que mantienes con él, enseguida te das cuenta de que su único tema de conversación es él mismo. La primera vez te habla de todo el dinero que gana. En el siguiente encuentro en el ascensor te explica lo buena persona que es por la cantidad de ONGs con las que colabora. En el siguiente encuentro te cuenta lo inteligente que es y te detalla su expediente académico. El siguiente, habla de lo saludable que es por la cantidad de maratones que ha corrido este año. Después de varios encuentros en el ascensor, la pregunta es: ¿quedarías con él para tomar un café? Probablemente no.”
Ahora, cambia al vecino por tu marca y los encuentros en el ascensor por las famosas OTS (Opportunity To See). Si cada vez que un usuario se cruza con nuestra marca el mensaje que recibe es un discurso auto-promocional y ajeno a sus intereses, nuestro contenido le será totalmente indiferente, y por tanto también lo será su percepción de la marca. De modo que utilizamos este relato para incidir en la importancia de conocer a nuestros interlocutores para no caer en un modelo unidireccional que dé la espalda a sus inquietudes y gustos.
Te animamos a que la próxima vez que pienses en cómo debería ser la presencia de tu marca en medios sociales, acudas a “La parábola del vecino” para mantener el foco. Y para hacértelo más fácil, aquí tienes un vídeo en el que la contamos con ilustraciones.
Siéntete libre de utilizarlo y compartirlo con quien creas que puede necesitar este friendly reminder.