En estos últimos años hemos ido observando a numerosas marcas de mucho renombre en sus sectores actualizar sus identidades corporativas y hacer una renovación visual de todas sus comunicaciones, incluyendo la imagen visual de la marca.
Toda esta corriente de nuevos aires y renovaciones de marca responde al importante propósito de adaptar la marca a nuevos formatos de generación de contenido y adaptar la marca a las nuevas tecnologías.
¿Cuántos de nosotros no nos hemos visto descolocados, o incluso decepcionados con estos cambios visuales?
Muchos profesionales y usuarios de las marcas llegaron a considerar que las marcas, con el ejercicio de adaptación y simplificación habían perdido esencia e identidad.
Ya no reforzaban su concepto visualmente y se identificaban por sí mismas, sino que se habían diluido entre un mar de marcas simplificadas, con los mismos valores, respondiendo a las necesidades del target de la misma manera y comunicando de la misma forma.
En estos últimos años ha empezado a surgir con fuerza el concepto de Blanding.
No, no es una ciudad de Utah en EEUU (Bueno, si.)
Sin entrar en términos despectivos hacia su uso, hacer blanding responde a una tendencia de generación en las marcas que apuesta por la sencillez aun dejando de lado la personalidad de la marca. atendiendo a razones en las que la marca debe visualizarse correctamente en todos los dispositivos digitales.
Esta tendencia busca la sencillez y la neutralidad. Geométricas, palos secos, pocos ornamentos o ninguno y unas grandes dosis de ningún valor en concreto.
El ejercicio de construcción de marca es el branding, y se contrapone completamente a las corrientes del blanding. Siendo muy purista, el branding es la máxima expresión de la marca en todo su conjunto, es el contenedor y el vehículo de comunicación que lo engloba todo, y tiene un sentido; dotar a las marcas de propuestas de valor y significado que las diferencian completamente de los demás competidores y te posicione correctamente en la mente del consumidor o usuario.
Y aquí viene el eterno dilema. ¿Tenemos que ser extremadamente puristas a la hora de la construcción de marcas, las hacemos con propósito o hacemos que esa marca funcione bajo cualquier circunstancia, aunque vaya en detrimento de su propia naturaleza como marca?
Las tendencias son un perfecto aliado a la hora de construir marca, pero no deben ser el referente principal de la construcción de las marcas. Podemos construir marcas con cierta simpleza visual y con tipografías sin serifa, pero no tienen por que identificarse con el blanding. Tenemos que conocer las tendencias, pero no ser una tendencia en sí misma.
La construcción de marca es mucho más de lo que vemos. A veces es mucho más necesaria la construcción de un buen storytelling/doing que nos permita conectarnos con las marcas de una manera más profunda y diferenciadora. Nunca podemos perder el foco de esta palabra. Diferenciación. Y toda esta construcción en la narrativa, afectará directamente a la imagen gráfica, y viceversa. Retroalimentación y diferenciación.
Esto es lo que va a hacer distinguirnos en la mente del consumidor como marca, por la idea que los demás van a tener de ella.
¿Y tú qué eres, más de branding o de blanding?